AGITADORAS

 

PORTADA

 

AGITANDO

 

CONTACTO

 

NOSOTROS

       

ISSN 1989-4163

NUMERO 132 - ABRIL 2022

 

Última Parada

Andrés Guilló

El día para Luis Rodes empezó de manera normal. La estación, un tren y multitud de gente que con prisas iba subiendo en sus  respectivos vagones.El reloj señalaba las siete de la mañana. Amaneció nublado y el frío ya empezaba a dejarse acariciar. Subió a su vagón y ocupó su asiento, que estaba situado al fondo, lo que le permitía observar todo lo que sucedía.
A escasos minutos de que el tren iniciara su partida le inquietó la llegada de un señor alto, muy delgado, de adusto semblante, y totalmente vestido de negro. Se sentó dos asientos delante de él, en uno de esos puestos de mesa central compartida que le permitía tenerlo de frente. Lo miraba fijamente con ojos inexpresivos y aunque su visión le causaba escalofríos no podía apartar la vista de él. No se movía ni gesticulaba, lo que unido a su tez cetrina lo acercaban más a una marmórea estatua que a un ser humano.
El tren realizó su primera parada. De su compartimento y a toda velocidad bajaron dos hombres y una mujer, que le eran conocidos por ser compañeros habituales en sus frecuentes viajes. Sus mismos asientos fueron ocupados rápidamente. Quedó boquiabierto al comprobar que sus nuevos acompañantes presentaban idéntico aspecto al del hombre que tanto le inquietaba. Eran altos, delgados, de aspecto serio y totalmente enfundados en negro. Un escalofrío recorrió su espalda. Los miraba y sentía miedo, pero no podía dejar de hacerlo.
El tren paró de nuevo. En esa misma estación todos los viajeros bajaron rápidamente y él no pudo reaccionar. Con el rostro desencajado observó que su compartimento se iba llenando de gente con las mismas características que los otros tres sujetos.
El frío se hacía más insoportable por momentos y tenía los músculos entumecidos. No dejaba de tiritar. A sus acompañantes esto no parecía importarles, ninguno se movía. El silencio era desconcertante.
La velocidad de recorrido cada vez era mayor, pasando por muchas estaciones sin detenerse en ninguna. Luis sentía una gran angustia. Con mucho esfuerzo se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta que había justo a su lado. Tras varios intentos por abrirla no lo consiguió, miró a través de sus cristales y observó que el vagón que iba detrás estaba ocupado por gente con rasgos similares a los de sus compañeros. Cada vez sentía más frio. Dio media vuelta aterrorizado, pasó junto a ellos y se encaminó hacia la puerta delantera. Tampoco pudo abrirla. Un sudor frío resbaló por su frente cuando vio que ese compartimento también iba lleno de esos seres extraños.
Atrapado por el pánico, volvió a su asiento a trompicones. Le costaba respirar. Gritó, pero de su garganta no salió ningún sonido. Su teléfono no daba cobertura. Alargó su mano hacia el freno de emergencia, tiró con todas sus fuerzas, pero no respondió y la máquina empezó a alcanzar una velocidad excesiva, tanto como el frío que ya paralizaba sus extremidades.
Al cabo de unos minutos el tren inició su parada hasta quedar inmóvil. Una extraña y blanca luz lo inundó todo. Las puertas que hasta entonces parecían atascadas se abrieron automáticamente y todos los que le acompañaban bajaron en silencio y ordenadamente. Luis, tras ganarle una mínima batalla al terror consiguió levantarse lentamente de su asiento. Los seguía temeroso, asustado, con sus huesos envenenados de frío. Cuando bajó del tren los vio a todos formando una larga cola, y caminando torpemente. Luis observaba a su alrededor los árboles que a duras penas les arropaban. Al desaparecer la arboleda, se encontró rodeado de ataúdes abiertos y observó cómo se iban llenando con los cuerpos de quienes hasta ese momento lo acompañaban
Quedó solo en mitad de ese lugar sin nombre. Se dirigió con paso lento hacia un ataúd todavía cerrado situado frente él.
Dos lágrimas quedaron congeladas en sus mejillas.
Con los ojos inertes, observó que su nombre estaba inscrito con grandes letras plateadas en mitad del féretro, acompañándolo dos fechas, la de su nacimiento y la misma que llevaba impresa el billete de su última parada.

 

 

 


 

 

Ültima parada

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
@ Agitadoras.com 2022